El frío toma un atajo y se adelanta
encima de la mujer dormida
le susurra unas palabras
Los maizales empiezan a dorarse
su estado es la prueba silenciosa de que el tiempo pasa
Guerreras de la tierra
armadas de hojas y mazorcas
cada una de las cañas resiste al viento helado que las agita
Guardan con recelo el grano de los dioses
envuelto en manos que devinieron en hojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario