Quedamos en que el viernes las traería pero llegamos después de las ocho y media. Había embotellamientos por todos lados a causa de la lluvia y nos fue dificil llegar a la ocho, que era la hora convenida. Don Juvenal y su hijo nos esperaron pacientemente resguardados bajo el mini techo de la otra entrada de la casa.
Veinicinco docenas primero; eran sólo dos costales de yute de henequén, de los que se utilizan para guardar el café. Se nos hicieron pocos y pedimos cinco docenas más porque no daría mucha vergüenza que la comida no alcanzará. Así que al grito de más vale que zo zobre a que fa falte llegaron a la mañana siguiente cinco docenas más.
Después pusimos la bandera. Este año se gastaron varios millones en banderitas, así que a la bandera que nos tocó le agregamos una leyenda: SIN MAÍZ, NO HAY PÁIS. Festejamos comiendo nuestra cultura de maíz. Hicimos un altar en el que rodeamos a la pachamama de mazorcas. Nos gusta pensar que la tierra sabe que reconocemos y agradecemos todo lo que hace por nosotros. Nada se tira, esto me encanta de este pueblo. Los olotes y las hojas del elote sirven para que coman los borregos, así que juntamos todo para que Doña Chayito se los llevara. Con el pelo del elote se hace un té para limpiar los riñones, así que lo pusimos a secar para darle después un poco a nuestros invitados.
El menu fue el siguiente: elotes hervidos, chile atole, esquites, elotes asados, pastel y panquecitos de elote. A continuación las imágenes que dicen más que mil palabras.
Mmmm, elotes, que rico, cómo los extraño.
ResponderEliminar