domingo, 12 de diciembre de 2010

Don Abel



Don Abel nos cuenta que cuando era niño, él y sus amigos iban a la siembra. El trabajo era duro y más para ellos siendo niños.


Después de estar toda la mañana en el monte acababan cansados, hambrientos y sedientos. La sed la mitigaban con el pulque que les mandaban de sus casas, el hambre con unos hongos grandes que crecían junto a los magueyes.

Los buscaban y los cortaban para llevarlos a sus casas y que sus mamás los cocinaran. Los hongos los asaban y luego los picaban en pedazos muy chiquitos. Después hacían una salsa de chile guajillo en la que los vaciaban.

Riquísimos, nos dijo, mientras se le hacía agua la boca.



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