
Quedamos en que el viernes las traería pero llegamos después de las ocho y media. Había embotellamientos por todos lados a causa de la lluvia y nos fue dificil llegar a la ocho, que era la hora convenida. Don Juvenal y su hijo nos esperaron pacientemente resguardados bajo el mini techo de la otra entrada de la casa.
Veinicinco docenas primero; eran sólo dos costales de yute de henequén, de los que se utilizan para guardar el café. Se nos hicieron pocos y pedimos cinco docenas más porque no daría mucha vergüenza que la comida no alcanzará. Así que al grito de más vale que zo zobre a que fa falte llegaron a la mañana siguiente cinco docenas más.

El menu fue el siguiente: elotes hervidos, chile atole, esquites, elotes asados, pastel y panquecitos de elote. A continuación las imágenes que dicen más que mil palabras.